El desafío de la inteligencia artificial generativa: ¿Un cambio de juego o un problema sin resolver?
La inteligencia artificial (IA) generativa, capaz de responder preguntas y crear imágenes aparentemente de la nada, ha tenido un impacto significativo en la sociedad, superando a cualquier otra tecnología anterior. La rapidez con la que avanzan estos sistemas ha llevado a algunos países a considerar imponer límites, a personalidades influyentes como Elon Musk a plantearse detener su desarrollo y a los propios creadores, como Sam Altman, CEO de OpenAI, a abogar por su regulación.
El inicio de esta revolución fue con OpenAI y ChatGPT, seguido rápidamente por Microsoft con Bing y Copilot, y Google con Bard, entre otras herramientas capaces de generar imágenes a partir de texto, como Midjourney o Stable Diffusion. Estas herramientas pueden escribir de manera creativa, crear imágenes como lo haría un ilustrador, componer música original y están a punto de llevar estas capacidades al siguiente nivel: la generación de vídeos.
Se habla de aplicaciones que, a partir de unas pocas palabras proporcionadas por el usuario, pueden crear una película completa. Por ejemplo, si deseamos ver una película sobre vampiros en la época de la construcción de las pirámides con Tom Hanks como protagonista, simplemente lo pediríamos. Si algo así sucediera, la industria cinematográfica podría verse afectada. Durante el evento I/O de Google la semana pasada, se presentó un nuevo modelo de inteligencia artificial que cambia radicalmente la experiencia de búsqueda en Internet de los últimos 20 años.
Sin embargo, lo que aún no se ha aclarado es que este nuevo tipo de búsqueda será hasta diez veces más costoso que el método tradicional, según Cristiano Amon, CEO de Qualcomm, una de las principales empresas de fabricación de chips. A pesar de esto, el ejecutivo está convencido de que la inteligencia artificial invadirá todos los aspectos de nuestra vida en los próximos años.
El problema del negocio de la IA es que, aunque la industria tecnológica se ha involucrado en él y se producen anuncios y lanzamientos constantes, la realidad es diferente. En este momento, incluso con toda la capacidad de procesamiento instalada en los centros de datos de todo el mundo, no podríamos afrontar una nueva era dominada por herramientas como ChatGPT. Aunque parezca que ChatGPT o Bing son tecnologías baratas porque tenemos acceso gratuito a ellas, en realidad no lo son. Se estima que OpenAI gasta alrededor de 700.000 dólares al día en capacidad de cómputo, es decir, 36 centavos por cada pregunta que le hacemos.
La estrategia, teniendo en cuenta estos datos, es clara: proporcionar acceso económico para recopilar más datos con los que alimentar la inteligencia artificial y, al mismo tiempo, ganar una mayor cuota de mercado. Sin embargo, esto no es fácil de lograr.
Según Ignacio Contreras, director senior de Qualcomm, la IA generativa no solo requiere un mayor uso de computación, sino también más electricidad y enfriamiento, lo que implica un mayor gasto energético. Esto hace que el negocio tal como está concebido hoy en día no sea especialmente rentable.
Una posible solución propuesta por Qualcomm es la creación de una arquitectura o una inteligencia artificial híbrida. Consiste en utilizar la capacidad de procesamiento no solo de los
centros de datos, sino también de los dispositivos móviles, ordenadores y automóviles, combinándola con la potencia de la nube para hacer que los grandes modelos de lenguaje sean escalables y accesibles.
La capacidad de esta nueva categoría de inteligencia artificial se mide por la cantidad de parámetros que utiliza para proporcionar respuestas. ChatGPT utiliza un trillón de parámetros cada vez que se le hace una pregunta. Actualmente, un procesador Snapdragon Gen 2 de Qualcomm puede procesar mil millones de parámetros localmente en un teléfono y, aunque está lejos de la meta, puede generar una imagen en 15 segundos, al igual que Midjourney. La próxima generación de procesadores de Qualcomm alcanzará los 10 mil millones de parámetros, según asegura Cristiano Amon.
La arquitectura híbrida también ofrece ventajas como la IA privada, que no sale de nuestro dispositivo y se entrena con nuestros datos personales sin llegar a la nube, lo que la hace inaccesible para terceros. También garantiza la accesibilidad y democratización de la IA, permitiendo que cualquier persona con un teléfono móvil pueda utilizarla sin tener que pagar herramientas de terceros.
A diferencia de otras tecnologías que generaron grandes expectativas pero luego se desvanecieron, los beneficios de la IA generativa se están empezando a ver ahora, según Ignacio Contreras. Aunque la mayoría de los avances científicos no logran calar, la IA generativa tiene el potencial de transformar diversos aspectos de nuestra vida.